Supporting smallholder farmers in Paraguay: Results of a social impact investment initiative
Written by Cristina Heisecke, Project Manager - Paraguay
(Leer en español debajo)
Over the past few years, Fundación Capital has partnered with governments around the world to implement Graduation programs, which have proven to be an effective tool to enable people to become more productive, economically independent, and resilient — in short, to graduate into sustainable livelihoods. But a permanent exit from poverty requires the involvement of not only the public sector, but the private sector as well. For this reason, when implementing the graduation pilot program in Paraguay between 2015 and 2017, we partnered with several private investors and joined forces to support 352 smallholder farmers in a venture to grow chamomile as a new cash crop in the districts of Capiibary, Choré and Carayaó, some of the poorest regions of the country. This experience was the first Graduation initiative in the world to include a public-private partnership for business development and access to new markets, and can serve as a compelling model for other organizations working to end poverty.
As part of this program, entrepreneurs and independent investors created a Social Trust Fund to finance the production of chamomile. Since chamomile is a winter crop, it thus brings potential income during the lean season when there is no other crop alternative for small-scale producers. Smallholder farmers participating in the graduation pilot project received technical assistance, fees for their wages, and the basic inputs required to plant and harvest chamomile to meet their production commitments, such as seeds and organic fertilizers. The crop’s purchase was guaranteed at a fair price by a company that had export commitments, and the profit was distributed among the investors and the farmers. To minimize risks for the producers, any losses were completely assumed by the investors.
The project was designed to achieve the following:
- Involve the private sector in a project to diversify the sources of income available to low-income rural families;
- Introduce a new business model based on blended finance to the market;
- Provide poor families with an option to increase their income; and
- Create sustainable linkages between the wealthiest 1% of the population and the rest of the country.
This pilot project produced significant positive impacts, and demonstrated that working with producers on nontraditional crops brings new opportunities that can be replicated both for the participating producers and for the whole community. First, because the project created a guaranteed market, it was able to bring much-needed certainty for participating families, both in terms of a secure contract and prices — something that is rather unusual in the local context. Second, whenever possible, families were part of the value-adding process. In the case of chamomile, besides the seeding, harvesting, cleaning, sorting and preparation, families were in charge of separating the chamomile flowers (more value) from the chamomile leaves and stems (less value) for delivery to the processing plant.
Among all producers who participated in the program, 41% earned $191 during the three-month period of chamomile production. Most of the producers involved were able to increase their income during the winter season, and 85% stated in a survey that they would like to continue producing chamomile under the same arrangement. One of the most important aspects mentioned is that they were not forced to go into debt to participate, since the Social Trust Fund did not give them a loan per se, but instead provided the inputs directly.
Fundación Capital passionately believes that the private sector (whether companies or individual investors, large and small) can play a key role in helping to alleviate poverty while ensuring a decent return on investment.
For more information regarding the lessons learned from this initiative, we invite you to read the project’s case study. And for more information about our Graduation program in Paraguay, we invite you to read our case learning.
Apoyo a pequeños agricultores en Paraguay: Resultados de una iniciativa de inversión de impacto social
Escrito por Cristina Heisecke, Gerente de proyecto — Paraguay
Durante los últimos años, Fundación Capital se ha asociado con gobiernos alrededor del mundo para implementar programas de Graduación, que han resultado ser una herramienta efectiva para permitir a las personas aumentar su productividad, su independencia económica y su resiliencia; en pocas palabras, graduarse hacia medios de vida sostenibles. Pero una salida permanente de la pobreza no solo requiere la participación del sector público, sino también del sector privado. Por esta razón, al implementar el programa piloto de Graduación en Paraguay entre 2015 y 2017, nos asociamos con varios inversionistas privados y unimos fuerzas para apoyar a 352 pequeños agricultores en un proyecto de cultivo de manzanilla como nuevo cultivo comercial en los distritos de Capiibary, Choré y Carayaó, algunas de las regiones más pobres del país. Esta experiencia fue la primera iniciativa de Graduación del mundo en incluir una asociación público-privada para el desarrollo de negocios y el acceso a nuevos mercados, y puede servir como modelo convincente para otras organizaciones que trabajan para acabar con la pobreza.
Como parte de este programa, empresarios e inversionistas independientes crearon un Fondo Fiduciario Social para financiar la producción de manzanilla. Puesto que la manzanilla es un cultivo de invierno, implica un ingreso potencial durante la temporada de escasez, momento en el cual no hay ninguna otra alternativa de cultivo para los productores de pequeña escala. Los pequeños agricultores que participaron en el proyecto piloto de Graduación recibieron asistencia técnica, honorarios por sus labores en campo, y los insumos básicos necesarios para sembrar y cosechar manzanilla –como semillas y fertilizantes orgánicos– que les permitieran cumplir con sus compromisos de producción. Además, la compra de la cosecha a un precio justo estaba garantizada por una compañía que tenía compromisos de exportación, y las ganancias se distribuyeron entre los inversionistas y los agricultores. Para minimizar el riesgo para los productores, cualquier pérdida era asumida completamente por los inversionistas.
El proyecto estaba diseñado para lograr lo siguiente:
- Involucrar al sector privado en un proyecto para diversificar las fuentes de ingreso disponibles para familias rurales de bajos ingresos;
- Introducir al mercado un nuevo modelo de negocio de financiación combinada;
- Proporcionar a familias pobres una opción para incrementar sus ingresos; y
- Crear vínculos sostenibles entre el 1% más rico de la población y el resto del país.
Este proyecto piloto produjo impactos positivos significativos, tanto para los productores participantes como para toda la comunidad y demostró que trabajar con los productores en cultivos no tradicionales genera nuevas oportunidades que se pueden replicar. Primero, puesto que el proyecto creó un mercado seguro, pudo ofrecer una certeza, muy necesaria para las familias participantes, tanto en términos de un contrato seguro como de precios; algo bastante inusual en el contexto local. Segundo, siempre que fuera posible, las familias hacían parte del proceso de valor agregado. En el caso de la manzanilla, además de la siembra, cosecha, limpieza, selección y preparación, las familias estaban encargadas de separar las flores de manzanilla (mayor valor) de las hojas y tallos (menor valor) para su entrega a la planta procesadora.
De todos los productores que participaron en el programa, el 41% ganó el equivalente a 191 dólares americanos durante el periodo de tres meses de producción de manzanilla. La mayoría de los productores involucrados pudo incrementar su ingreso durante la temporada de invierno, y el 85% expresó en una encuesta que le gustaría continuar produciendo manzanilla bajo el mismo acuerdo. Uno de los aspectos más importantes que mencionaron fue el hecho de que no tuvieron que endeudarse para participar, pues el Fondo Fiduciario Social no les dio un préstamo per se, sino que les proporcionó los insumos directamente.
Fundación Capital cree apasionadamente que el sector privado (bien sean empresas o inversionistas individuales, de cualquier tamaño) puede desempeñar un rol clave a la hora de ayudar a aliviar la pobreza mientras se asegura a sí mismo un retorno de la inversión.
Para más información sobre las lecciones aprendidas de esta iniciativa, lo invitamos a leer el estudio de caso del proyecto. Y para más información sobre nuestro proyecto de Graduación en Paraguay, lo invitamos a leer nuestro aprendizaje de caso.